Almohada Bebe Tacto Pluma Belnou 55x30 cm.
Al Comprar La Almohada Bebe Tacto Pluma Belnou 55x30 cm.
Se obtiene: Almohada Bebe Tacto Pluma Belnou 55x30 cm. con proporciona un agradable tacto pluma, antialérgica, transpirable, lavable e higiénica, Firmeza: media.
Porque La Almohada Bebe Tacto Pluma Belnou 55x30 cm. es Relleno de fibra hueca siliconada y peinada, Funda de Microfibra extrasuave y Altura: 15 centímetros.
Tratamiento | Hipoalergénico |
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Firmeza | Firmeza Baja |
Nucleo | Fibra |
Tejido | Algodón |
Tipo | Bebe |
Marca | BELNOU |
Fabricante | PENALBA SOLER SA. |
Como comprar almohada de bebe
Para comprar almohada de bebe en areaconfort
Tiene que seleccionar el producto de su preferencia de almohada de bebe, y seleccionar las opciones como talla, color o complementos que necesite, y añadirlo al carrito de compra.
Puede comprar almohada de bebe de fabricacion Española.
Por diferentes medidas o Colores.
Fibra hueca siliconada: Fibra original (virgen), ya sea natural o artificial, con forma de tubo y recubierta de silicona para un mejor deslizamiento y una pronta recuperación del material tras las deformaciones que se le aplican.
Tejido Microfibra: Las tiras que forman la tela de microfibra miden menos de un 1 denario, o la mitad del grosor de una hilo de seda. Algunas telas de microfibra usan tiras que miden solo 10 micrones de diámetro, o 1/10 del grosor de un pelo humano. La mayoría de las telas de microfibra se hacen a partir de materiales sintéticos como poliéster o nailon, o una combinación de ambas. Las telas de microfibra son livianas, muy absorbentes y no se tiñen ni arrugan fácilmente. Las telas de microfibra que están cargada electrostáticamente pueden tomar pequeñas partículas, como polvo, sin el uso de solventes y no dejan pelusa. Las telas de microfibra son populares en los trapos de limpieza y en las prendas deportivas, también en el aisalmiento de bolsas de dormir, manteles, cobertores de muebles y pañales de tela. Las telas de microfibra deben ser lavada con detergente libre de aceites, jabones o suavizantes, ya que la tela se puede impregnar de ellos y absorber olores. Las telas de microfibra sintéticas fueron inventadas por Dr. Miyoshi Okamoto a principos de los 70. El Dr. Toyohiko Hikota desarrolló la primera tela de gran disponibilidad comercial, la ultragamuza.
La firmeza de las almohadas: A la hora de escoger la almohada ideal, además de tener en cuenta el tejido de confección y el material del relleno, es importante considerar qué tipo de firmeza queremos, o más bien, necesitamos. Las almohadas se pueden clasificar según su firmeza en: almohadas bajas, medias y altas. Para elegir una almohada adecuadamente, la regla general es la misma que se aplica para elegir el colchón: aquélla que nos resulte más cómoda y nos ayude a mantener la columna vertebral en una postura correcta y natural. La elección de un grado u otro de firmeza de la almohada no debe ser aleatoria sino que estará directamente relacionada con nuestra complexión física y con nuestra posición más habitual al dormir. Por lo tanto, lo primero que hay que determinar, una vez considerado nuestro grado de corpulencia, es cuál es esta posición más habitual. Para identificarla, sólo hay que pensar en cuál es la postura en la que nos encontramos la mayoría de las veces al despertar: de lado, boca arriba o boca abajo. En función de la respuesta, tendremos un punto de partida para escoger nuestra almohada ideal. Si dormimos de lado, la almohada que usemos deberá permitir que el cuello quede en horizontal y alineado con la columna vertebral; ni más alto ni más bajo. Será necesaria, pues, una almohada gruesa y de firmeza alta para equilibrarse con la anchura del hombro. Si dormimos boca arriba, necesitaremos una almohada de firmeza media, que se adapte a la curva natural del cuello; ni muy gruesa ni muy fina para que las vértebras cervicales no adquieran una postura forzada o antinatural. Si se da el caso que dormimos la mayoría del tiempo boca abajo, deberemos escoger una almohada de firmeza baja para que la cabeza y el cuello queden girados en una postura natural, cómoda y no perjudicial. Para los inquietos que se mueven mucho y cambian de posición durante la noche, la almohada de firmeza media será la más indicada.
¿Cómo cuidar mi almohada? Si la almohada dispone de doble funda, es aconsejable lavarla conjuntamente para que el relleno quede más protegido. Utilizar el programa de lavadora para prendas delicadas a baja temperatura con detergente líquido suave. No utilizar suavizantes. Almohadas de plumas: Introducir dentro de la lavadora dos pelotas de tenis envueltas y atadas con medias. Almohadas de fibra o látex: Enrollar la almohada y sujetarla con una cuerda o hilo para evitar que se desenrolle. Introducir la almohada en el mismo sentido en el que gire el tambor. Para evitar que las almohadas choquen demasiado contra el tambor de la lavadora, lavar más de una almohada en cada lavado. Realizar un segundo aclarado para evitar que permanezca cualquier residuo de detergente en el interior de la almohada. Secar la almohada en la secadora o al aire libre: Secadora: Utilizar un programa de ciclo de secado en frío. Si fuese necesario más de un ciclo, sacar la almohada y ahuecarla antes de introducirla de nuevo (para las almohadas de duvet, introducir en la secadora dos pelotas de tenis envueltas y atadas con medias). Aire libre: Colocar la almohada en un lugar totalmente horizontal y ahuecarla una vez seca.
¿Las almohadas se pueden lavar? Aunque no es necesario hacerlo tan a menudo como con las fundas, las almohadas pueden (y deberían) lavarse una o dos veces al año para para eliminar los ácaros, hongos y bacterias que van acumulándose en ellas. No debemos olvidar que pasamos, de media, entre siete y ocho horas al día respirando sobre la almohada, cosa que la convierte en el cultivo ideal para que hongos, ácaros y algunas bacterias vayan creando en ella su propio ecosistema. Por norma general, se recomienda evitar lavar en casa las almohadas de plumas, viscoelásticas y látex puesto que necesitan secarse muy bien eliminando totalmente cualquier tipo de humedad que pueda quedar en su interior. Por otro lado, las almohadas de fibra pueden lavarse sin problema en la lavadora. Se recomienda lavarlas con agua caliente para acabar con los microorganismos y con una pequeña dosis de detergente y suavizante. Para que la almohada se ahueque durante el lavado, se recomienda, además, introducir en el tambor una o dos pelotas de tenis que irán moviendo su contenido a medida que avance el programa de lavado. Cuando esté limpia, no se debe escurrir ni retorcer. Para que se seque bien, primero hay que aplastar la almohada ligeramente en una superficie lisa y limpia (como por ejemplo una bañera) y luego pasarle una toalla seca para retirar la mayor humedad posible. También se puede dejar la almohada en una superficie lisa, sobre un par de toallas, dándole la vuelta de vez en cuando para evitar que la humedad se acumule por una sola cara. A continuación, se puede dejar secar al aire o introducirla en la secadora. Si somos reacios a meter la almohada en la lavadora, también se puede obtener un buen resultado lavándola a mano, aunque para ello sea necesario invertir un poco más de tiempo y esfuerzo. En cualquier caso, y si no estamos seguros del lavado que podemos realizar, siempre nos quedará la opción de llevar nuestra almohada a la lavandería, pues ellos mejor que nadie sabrán el cuidado que se deberá que darle.
¿Cuándo debo reemplazar mi almohada? Según los expertos en descanso, lo ideal sería reemplazar nuestra almohada en un periodo de entre seis meses y dos años como máximo. Cuando se trata de cambiarla, es importante recordar que la almohada ideal debe rellenar el hueco entre la cabeza y los hombros, para así evitar dolores de espalda y demás daños físicos totalmente innecesarios. En primer lugar y aunque no seamos directamente conscientes de ello, con el paso del tiempo las propiedades de nuestra almohada pueden perder efectividad y calidad. De hecho, cuando llevamos tiempo utilizando la misma, deja de aportarnos la comodidad del principio y, de rebote, daña progresivamente nuestra espalda. En segundo lugar, la almohada podría ser una cuna de ácaros, polvo y suciedad. Aunque puede lavarse, la efectividad de la limpieza no es tal como cambiarla. Para evitar compartir cama con estos pequeños seres vivos, es mejor reemplazar la almohada frecuentemente. Y, en tercer lugar, con el paso del tiempo, nuestra almohada se empapa de sudor, grasa e incluso células muertas de nuestra piel que, aunque nos parezca extraño, pueden provocar acné y demás imperfecciones.
¿Cómo ayudo a mi hijo para que no moje la cama? Es muy común que los niños pequeños tengan problemas para controlar sus ganas de orinar y sigan mojando la cama aún cuando ya controlan este aspecto durante el día. El primer consejo que dan los especialistas es que, hagas lo que hagas para intentar solucionar el problema, debes tener una actitud relajada y no regañar o castigar a tu hijo por haber mojado la cama. No debes hacerle sentir culpable de algo que, de hecho, no puede controlar. El segundo paso es empezar a utilizar un protector en su cama que sea impermeable y transpirable. De este modo, protegerás el colchón de tu hijo y los accidentes de incontinencia no serán tan graves. Puedes consultar el protector de colchón ideal en los apartados: ‘Protectores colchón’ o ‘Textil bebé’ de nuestra página web. Cuando tu hijo se despierte mojado, cámbiale la ropa lo antes posible para que la orina no irrite su piel y esté más cómodo. Después, cambia las sábanas y transmítele una actitud positiva que le anime a intentar evitarlo la noche siguiente. También puede ayudarle el hecho de no beber agua durante las dos horas antes de ir a la cama. Si se duerme en el sofá o en la cama de los padres, incluso puedes despertarle para que vaya al baño antes de llevarlo a su cama y duerma toda la noche. Si la mañana siguiente se levanta con la cama seca, felicítale. Si al cabo de unos meses este plan no funciona y tu hijo sigue mojando la cama por la noche, visita al pediatra para que se asegure de que no sufre algún problema que está causando esta situación. Los constipados pueden estar relacionados con el hecho de mojar la cama por la noche. También una infección de orina o enfermedades más graves como la diabetes, pueden tener que ver. Si tu hijo no sufre ninguno de estos problemas, puedes pedir consejo al doctor sobre cómo actuar o, simplemente, que vuelva a usar pañales durante la noche durante un tiempo y luego volver a quitárselos. Debes saber que uno de cada cuatro pequeños sigue mojando la cama tras los 5 años. En algunos casos, especialmente en niños, se trata de una condición hereditaria que les ha transmitido el padre que sufría el mismo problema.
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